CRÍTICA: "ÚLTIMA NOCHE EN EL SOHO" de Edgar Wright

 


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"ÚLTIMA NOCHE EN EL SOHO"
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DIRIGIDA POR EDGAR WRIGHT

ESCRITA POR EDGAR WRIGHT Y KRYSTY WILSON-CAIRNS

FOTOGRAFÍA POR CHUNG-HOON CHUNG

MÚSICA POR STEVEN PRICE

REPARTO:

THOMASIN McKENZIE
ANYA TAYLOR-JOY
MATT SMITH
DIANA RIGG
MICHAEL AJAO
CON TERRENCE STAMP
Y RITA TUSHINGHAM


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Edgar Wright (Poole, 1974) es sin duda uno de los directores del momento. Triunfó con la Trilogía Cornetto (si, si, como el helado) y después con la divertida (y a ratos decepcionante) Baby Driver (2017). Por eso, Última noche en el Soho era una de las paradas seguras de este año. Y es muy buena.
Tráiler y comenzamos.


En Baby Driver (2017) Wright nos entregaba un producto que en su apartado de guion se quedaba un poco cojo con algunos giros inexplicables, pero visualmente era un ejercicio visual muy marcado. Después de aquello, esperaba que sus imágenes lo fueran aún más y no lo han sido. En aquella película había bastantes planos secuencia, bastante extendidos, y aquí no los hay, tampoco hay planos extremadamente largos, como si los había en su anterior film, sino que aquí juega con planos mucho más cortos pero que son lo que realmente necesita la historia. Su dirección no me ha sorprendido como si lo hizo en la película estrenada hace 4 años, pero, su labor es muy buena, y eso es innegable. Hay algunos planos que son para enmarcar (mírese el primer plano del tráiler de arriba, por ejemplo).

Y si por algo se caracterizan las películas del director es por su uso de la música. La música está presente en toda la película, desde el minuto 0, donde abrimos con un número musical, básicamente, y que presenta bastante bien con lo que nos vamos a encontrar visualmente a lo largo de la película.

Y toda esta música de los años sesenta que se extiende por todo el metraje forma incluso un género para la película, como podría ser el músical. Porque es verdad, que cuando la música inunda las imágenes, incluso condiciona esa dirección, por lo tanto creando, en la mezcla de géneros que hay, incluso un apartado musical.



Y en esa mezcla de géneros nos encontramos con muchas cosas interesantes; tenemos thrillers, con toda esa parte de interrogación y muertes, tenemos terror, con todas esas sombras del barrio del Soho, con el personaje de la (siempre) increíble Anya Taylor Joy, tenemos el susodicho musical, y tenemos esa mezcla entre drama y thriller psicológico que nos plantea constantemente si lo que estamos viendo es real o una imaginación.

Es muy interesante cómo la mezcla de géneros condiciona un carácter muy especial de la película, donde juega con dos historias paralelas relacionadas con esta mezcla de géneros tan interesante y efectiva.

Porque, al final, Última noche en el Soho es una película sobre fantasmas, sobre los fantasmas del pasado, un pasado muy presente en la personalidad de la protagonista (con la que simpatizo mucho), donde se habla y se dice esa admiración por el pasado, por lo que nunca llegarás a conocer, pero tan interesante te parece. Aunque, igual, no era una época tan buena como te imaginabas...

Y enlazando con esto, el Soho es un personaje más de la película, donde, tanto en el presente como en el pasado, está plagado de sombras y de secretos. Me gusta mucho ese retrato del barrio londinense, como he dicho, cargado de sombras y de carteles de neon que alumbran la oscura noche del Soho. Y este protagonismo lo subraya el propio director en las imágenes que van apareciendo con los títulos de crédito, con las calles del barrio de noche.



Pero ese protagonismo del barrio es ambiguo, con un moderno Soho del 2021 y un anticuado pero interesantísimo Soho de los años 60, donde la ambientación está super bien llevada a cabo (la escena del Café de Paris con el (doble) baile es para caerse del asiento), o los clubes donde también encontramos una gran tarea de diseño de producción.

Antes de meterme con spoilers que creo que son necesarios para expresar lo que pienso de la película, hablaré de su increíble reparto, con una tremendísima Thomasin McKenzie, que no para de trabajar, con tres grandes películas en dos años, como son Jojo Rabbit (Taika Waititi, 2020), Tiempo (M. Night Shyamalan, 2021) y esta Última noche en el Soho

También está ahí la siempre muy buena Anya Taylor Joy, que además de actuar muy bien, canta y baila genial. La película ya merece un sobresaliente solo por verla cantar y bailar. El caso es que está genial en su papel.




Y tenemos a dos grandísimos secundarios como Matt Smith (Doctor Who, The Crown) que cumple con su gran papel (dándonos mucho miedo) y una maravillosa  y tristemente desaparecida Diana Rigg en su último y genial papel como la casera de Eloise.

También la fotografía de esta película, que es realmente buena y que debe estar en los próximos premios de la academia sí o sí.

Sus efectos visuales también son una maravilla, con el juego de los espejos, los escenarios y esos fantasmas...


_______________ SPOILERS DE "ÚLTIMA NOCHE EN EL SOHO" _____________________




Y ahora ya puedo ahondar un poquito más en la película, sobretodo en su guión y sus referencias cinematográficas de las que no he hablado nada hasta ahora.

Se le ha puede criticar por ser solo fórmula, porque su punto de partido no es el más original que te vas a encontrar en carteleras ahora mismo, porque no lo es, pero la película se construye como homenaje a aquel cine inglés de la época, con su marcada puesta en escena o, el giallo italiano, muy presente en el segundo acto (el plano del cuchillo con la cara de Eloise) es puro cine de terror italiano.

Porque el giallo al final es a lo que más relacionar la película, con ese thriller psicológico, donde la protagonista sufre con lo que es real o no (la película llega a ponerse onírica en algunos momentos), o terror psicológico, con todos esos fantasmas, que durante la construcción de la película son los "villanos" pero que al final pueden no serlo tanto (ahora me meto en eso), también incluso slasher en el momento de Sandie matando a los hombres en su habitación, o de crímen, que si que está presente en la zona central del metraje, con una (medio) investigación para entender lo que ocurrió en los 60.




Al final (y esto también lo hablaba un par de párrafos para arriba) con esa mezcla de géneros que hace tan especial a la película. No se me ocurre un solo género con el que describirla, porque sí, thriller psicológico la describiría bastante, pero me dejaría fuera toda esa parte musical (y de terror absoluto en algunos momentos).

Y ese terror, o la construcción del propio es muy interesante, el cómo va construyendo es atmósfera desde el primer momento en el que llega a Londres (y nos presenta con el taxista esa trama principal), y luego al personaje del genial y enigmático Terrence Stamp. Ese terror (o la atmósfera de terror) va creciendo, poco a poco, para luego romper en un clímax con algunas sorpresas.

Lo más interesante de este terror, que es atmósfera terrorífica, porque jumpscares tiene uno o dos, (tampoco demasiado fuertes) es que se cierne sobre algo tan complicado como la prostitución. Si en Una Joven Prometedora (Emerald Fennel, 2021) ya había algo de construcción de terror (aunque es una ¿comedia? nada que ver con esta película) en Última noche en el Soho se vá mucho más. Te va anticipando el cineasta poco a poco, con subrayados de guion o simplemente algunas referencias visuales, para luego, que, esa atmósfera se vaya construyendo sola. En el momento en el que Anya Taylor Joy se encuentra bailando en el Rialto, con una baile sexual digno de un prostíbulo, nosotros mismos, como espectadores, (aunque obviamente lo vemos mal sin necesidad de lo anterior), nos construimos esa atmósfera, que después, con el thriller va a crecer aún más. Somos nosotros mismos los que contribuimos a ella. Es muy interesante.



Y es que al final, esta película, la percibo como una fábula feminista. Nos traslada a una época distinta, con ese fantástico que tan bien maneja Edgar Wright, y el feminismo omnipresente (y subrayado en algunos momentos), porque, aunque es obvio, realmente, esta película tras mezcla de géneros, sombras, juegos viasuales, es una pequeña historia feminista, que al final es lo verdaderamente interesante. Porque ahora mismo hay bastantes películas feministas, pero ningún director (y en este caso un hombre) había construído una historia tan compleja, original en su conjunto, que homenajea a tantísimo buen cine, y con ideas muy buenas para contar una historia feminista. Y eso es lo que la convierte en una de las mejores películas del año.

Y no es una película perfecta por su final, que en el tercer acto, en ese clímax, se revelan algunas sorpresas, que bueno, no son previsibles del todo, pero que no acaban de funcionar del todo. La de que el personaje de Terrence Stamp era un policía que cuyo trabajo era intentar detener la prostitución en el Soho no termina de encajar del todo, porque era algo obvia cuando, el personaje muere, ya te puedes hacer una idea de que los tiros no iban por donde se pensaba, así que no resulta tan sorprendente.



Lo de que la anciana casera (Diana Rigg) sea Sandie es mejor que el anterior, pero tampoco funciona del todo, aunque si funciona toda esa parte slasher donde se carga a los hombres, donde ella es realmente la asesina, donde ella se desenmascara como la verdadera villana de la función. Y ahí es donde me surje otro conflicto, porque ahí, en esa escena es donde vemos a los fantasmas, que llevan tiempo persiguiendo al personaje de Thomasin McKenzie, que realmente, lo único que quieren es ser liberados, es decir, que matase a su asesina, encarnada por Anya Taylor Joy y Diana Rigg. Y ahí, bueno, es un buen giro, pero luego, se vuelve al pensamiento de antes, donde los villanos son los hombres y no ella. Y eso está bien, pero no hacía falta enseñarlo de la otra manera porque se vuelve un poco lioso e innecesario. Lleva toda la película defendiendo una idea, y que te lo cambie por completo para luego volver a cambiarlo no encaja.

Y luego, el final, donde después de resolver todo, te vuelven a cuestionar las imágenes que has visto, en una epílogo para mí algo innecesario, la verdad. No creo que haga falta cuestionártelo tantas veces, porque tú, como propio espectador ya entiendes lo que puede estar pasando o no. 

En general, es el tercer acto donde cojea un poco más y por ello no entra entre las tres o cuatro mejores del año (ahora mismo no creo que nadie destrone a Dune). Pero es una grandísima película.


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Y como siempre, concluyo mi crítica con un balance de la película en general. Es un ejercicio de mezcla de géneros muy interesante, con un apartado visual excelente y unas actrices protagonistas muy buenas. Es muy compleja, y va allá mucho más allá de lo que otras películas van. Probablemente me he dejado más de una cosa que contar, pero tras casi dos horas y media escribiendo, cierro diciendo, lo mismo que decía al salir del cine (y unas líneas para arriba); Última noche en el Soho es una fábula feminista. Y muy buena, además.


(El joven cineasta, 2021)

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